Y de pronto, todo se tornó muy sentimental la última noche del lunes. Llegamos a Matute con perfil bajo, los vestuarios se pintaron de crema con la presencia de nuestro ídolo máximo, es más, hasta pienso que Lolo se apoderó de todo el plantel. Viste hermano como Carvallo celebró los goles, viste como Alejandro Hohberg se metió un tremendo partido y grito a todo pulmón, esto es Universitario, no necesitamos de mucho para llegar a un estadio y salir victoriosos, porque a pesar de las agresiones enmudecimos a todos. Universitario, gracias por las alegrías que me has dado hasta hoy, por las amistades que me regalaste y por todos esos recuerdos que voy a llevar conmigo siempre hasta el día en que ‘físicamente’, me toque partir y no acompañarte más, porque en lo ‘espiritual’ voy a canjearle a Dios un espacio para estar presente siempre donde te toque jugar. Nos vemos el próximo partido Universitario «Y Dale «U», como yo te quiero nadie te va a querer».
Joaquin
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